(Revista Internal Auditor Febrero de 2019, Pag. 22 al 23). Un empleado sin
escrúpulos aprovecha los beneficios de controles internos débiles.
Brightstar
Corp. es una empresa de paneles solares con ingresos anuales de $ 4,5 mil millones.
Recientemente había adquirido Solarstar Inc., un competidor más pequeño. Ambas
empresas emplean representantes de ventas solo por comisión; sin embargo, los
planes de comisiones varían entre las empresas. Brightstar paga a los
representantes de ventas una vez instalado el sistema del panel solar, mientras
que el plan de comisiones de Solarstar paga la mitad de la comisión una vez
firmado el contrato con el cliente. El resto de la comisión se paga luego de
instalado el sistema. Si el cliente cancela la instalación, la comisión ya
pagada se recupera de futuras comisiones.
Robert Schull y
Alysa Cayden, el equipo de auditoría forense de Brightstar, estaban dirigiendo
una sesión de capacitación de la recientemente contratada directora de
remuneraciones, Lisa Myers, sobre esquemas de fraude perpetrados por
representantes de ventas. Al final de la presentación, Myers abordó a Schull y
Cayden para conversar sobre sus inquietudes acerca de Eddie Fogbottom, un
representante de ventas del mercado de Austin, Texas. Fogbottom era una
estrella en ascenso en Solarstar. Antes de unirse a la empresa, había sido un
ejecutivo de prevención de pérdidas de varias compañías importantes que cotizan
en bolsa. Tenía un éxito increíble como representante de ventas y recientemente
fue ascendido a una función muy codiciada, de gerente dentro del equipo
nacional de ventas de la empresa. Poco después de que aceptara este nuevo
puesto, 39 ventas de Fogbottom fueron canceladas, lo que representaba $10.000
en comisiones que sería necesario recuperar. Dado que se trataba de un monto
tan importante, Myers se comunicó con él para analizar el plan de devolución.
Fogbottom le dijo a Myers que la empresa no podría recuperar las comisiones. Al
ser promovido la carta de ofrecimiento de empleo incluía una cláusula escrita
que le permitía conservar todas las comisiones de ventas anteriores, incluso si
los clientes cancelaban sus cuentas. Myers sospechó que podría tratarse de un
fraude. Solarstar utiliza contratos electrónicos que se envían por correo
electrónico al cliente una vez completados. El cliente revisa el contrato, lo
firma electrónicamente y lo devuelve. Los contratos no son legalmente
vinculantes hasta que son devueltos y se recibe un pago inicial. Se registra un
sello electrónico de fecha y hora en el contrato y la dirección del protocolo
de Internet (IP, por su sigla en inglés) de la computadora del cliente. Schull
y Cayden comenzaron a revisar los contratos cancelados. El equipo identificó
varios días en los que Fogbottom vendió productos a diversos clientes en lo que
parecían ser centros comerciales del mercado de Austin. Lo que llamó la
atención de Schull y Cayden fue que los contratos habían sido firmados y
devueltos dentro del lapso de algunos minutos uno de otro. Y todavía más
desconcertante, los contratos fueron devueltos desde la misma dirección IP.
El equipo comenzó a hacer
llamadas desde el centro de servicios al cliente a los supuestos clientes para
determinar por qué cancelaron sus compras. Sorprendentemente, ninguno de los
teléfonos que figuraban en los contratos estaba en servicio. Además, una búsqueda
de los clientes en Internet reveló que ninguno de ellos tenía presencia en
dicha red. El equipo de la investigación centró su atención en los pagos
iniciales recibidos que figuraban en los contratos. Solarstar requería a los
representantes de ventas que cobraran un pago inicial cuando un cliente firmaba
un contrato. El representante de ventas documentaría el cobro en el sistema de
pedidos de la empresa. Si el pago inicial se había hecho con un cheque, el
representante de ventas debería haber llevado el cheque a la oficina de ventas
local a fin de que sea compilado y enviado a la caja fuerte de la empresa. Una
verificación del sistema de pedidos reveló que Fogbottom dejó documentado que
se obtuvieron los cheques durante el proceso de contratación, pero no se había
recibido ninguno en la caja fuerte. Cayden buscó las ubicaciones de los
clientes utilizando Google Earth. La búsqueda reveló que muchas de las
ubicaciones de los clientes parecían no existir o haberse construido después de
la última actualización de Google. Schull solicitó la ayuda del gerente general
de área de Brightstar, Michael González. Un veterano que llevaba 25 años en
Brightstar que había residido toda su vida en Austin, González acompañó a
Schull a las ubicaciones de los clientes. No fue una sorpresa cuando Schull y González
se encontraron de pie en terrenos vacíos. Schull documentó las visitas con
fotografías de las supuestas ubicaciones de los clientes. Luego Schull revisó
los antecedentes de empleo de Fogbottom. Una búsqueda en Internet reveló que
Fogbottom había trabajado de hecho en las organizaciones que había consignado
en su currículum vitae. Sin embargo, en su archivo de empleo no figuraban
referencias. Schull desconfiaba acerca de por qué alguien que había sido
ejecutivo de prevención de pérdidas aceptaría un puesto inferior en ventas.
Se le solicitó a
Fogbottom que fuera a la oficina de Austin para una entrevista con Schull y
Karol Vesey, de recursos humanos. Schull pensó que la entrevista sería
desafiante dado que Fogbottom tendría una amplia experiencia en entrevistas en
su función de prevención de pérdidas. En las primeras etapas de la entrevista,
Fogbottom se presentó como un ejecutivo de prevención de pérdidas profesional
convertido en un exitoso gerente nacional de ventas. Alardeó sobre su
experiencia y conexiones en la comunidad. Cuando se le presentaron las
fotografías de los terrenos vacíos, el comportamiento de Fogbottom cambió.
Alegó que un contratista general de nombre Sal estaba construyendo los tres
centros comerciales, y que los clientes se reunían con él en una cafetería
local donde todos completaron sus contratos, uno detrás de otro. Fogbottom no
podía recordar el apellido de Sal ni dar su número de contacto ni el de ninguno
de sus supuestos clientes. Al principio, Fogbottom se rehusó a admitir que
había falsificado los contratos en cuestión. Sin embargo, después de una
prolongada entrevista, Fogbottom admitió que tenía problemas personales y que
su anterior empleador lo había echado. También admitió que falsificó los
contratos para obtener las comisiones porque había tenido un importante recorte
salarial en su anterior función y tenía problemas para llegar a fin de mes. Fue
desvinculado de la empresa, pero no se presentaron cargos, y se recuperó el
dinero. Solarstar actualizó su plan de comisiones de modo de pagar a los
representantes de ventas solo después de la instalación. Dos semanas después de
la desvinculación de Fogbottom, Schull recibió una llamada de la oficina de
Brightstar en Fresno California, donde se tenía la sospecha del mismo esquema
de fraude, sospecha que resultó ser cierta.
LECCIONES APRENDIDAS
- Una combinación de actividades de control interno fundamentales ayuda a minimizar el fraude.
- Realice y actualice la evaluación de riesgos de fraude regularmente. En este caso, una evaluación de riesgos de fraude, debería haber identificado falencias en los controles del informe de pedidos pendientes, el proceso de pagos de comisiones y el proceso de conciliación de ingresos.
- Lleve a cabo las verificaciones de antecedentes apropiadas de empleados clave a fin de identificar señales de alerta de posible comportamiento no ético.
- Realice revisiones frecuentes de los informes de pedidos pendientes de instalaciones a fin de identificar actividades irregulares. Detectar cualquier explotación potencial es el mejor enfoque para minimizar consecuencias negativas involuntarias.
- Lleve a cabo conciliaciones mensuales de los ingresos por cobranzas. Las discrepancias se deberían investigar de inmediato y ser informadas en caso de no resolverlas.
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